Desde Chetumal exigen justicia por asesinato del sacerdote Marcelo Pérez

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Por Álvaro Ortiz Salamanca

CHETUMAL, 24 de octubre. – Los sacerdotes franciscanos en Chetumal exigen justicia por el asesinato del clérigo Marcelo Pérez ocurrido el 20 de octubre cuando dos hombres a bordo de una motocicleta le dispararon, luego de subir a su auto al terminar una misa en el barrio de Cuxtitali, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas

Fray Fernando Alvarado Flores, sacerdote franciscano convivió y formaba parte de este Comité de lucha social por la defensa de la vida en Chiapas; hace aproximadamente tres meses fue enviado a la capital de Quintana Roo y señaló que haber colaborado con el Padre Marcelo ha sido una experiencia de fe y de lucha contra la corrupción de los gobiernos, por lo que exigió justicia, pues confía que la semilla sembrada en el pueblo dará fruto.

“Tenemos rabia e impotencia ante tanta maldad, muchísimos cómplices, los policías, las instituciones, los gobiernos y las mafias terribles que han abarcado a México y se han metido en Chiapas, nuestra parte de la frontera. Nosotros como Franciscanos tenemos fraternidades en las Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez y en las luchas nos tocó convivir, dialogar y caminar juntos con el Padre Marcelo Pérez, que dio su vida por el pueblo, siempre nos acompañaba en los eventos de la defensa de la vida, en todas sus formas y condiciones”, refirió.

Explicó que el sacerdote asesinado era muy entusiasta y animaba a las personas a hacer conciencia para velar por la vida de los más necesitados, de los vulnerables, de los niños y las mujeres, de la madre Tierra.

“Recuerdo aquella ocasión por Chapultenango, al norte de Tuxtla, en esas luchas de grupos que estaban emprendiendo en defensa del territorio por las extracciones petroleras, llegábamos con el Padre Marcelo y él llevaba propuestas unidas a la iglesia, al magisterio. En la comunidad de Rayón, Chiapas, está cercana a una mina en la cual había problemas y ahí estuvo él para defender el territorio”, refirió.

Señaló que los indígenas en Chiapas defienden la ecología, por frenar la devastación de la selva negra que por programas del Gobierno Federal han provocado la deforestación.

“Recuerdo que por Ixhuatán estaban explotando la tierra para extraer materiales y llegamos con el Padre Marcelo para animar a la gente y decirle que era una violación a sus derechos porque les estaban robando sus tierras, hubo lucha, encuentros, llegaron hermanos de la comunidad y decían al gobierno: tenemos hambre y no tenemos donde trabajar y esta parte de la mina es de la comunidad y del pueblo, y luego el mismo gobierno permitió la represión y encarcelamiento”.

Dijo que el Padre Marcelo Pérez era un gran sacerdote, amigo de los franciscanos, y consideró que es un apóstol incansable defensor de los derechos humanos y los más vulnerables, pues consagró y entregó su vida al pueblo indígena de México.

“Iniciaba y terminaba con un cantito, que era el baluarte: ¡No tenemos miedo, no tenemos miedo, lucharemos con amor y libertad, por la libertad, no tendré miedo!; esa era la consigna, buscaba la paz sin violencia, y lo enfatizó, queremos la paz y en las marchas pacíficas llevaba un estandarte que decía “queremos paz” con un corazón y siempre su Cristo, la imagen del Cristo en la mano, de él no se separaba”.

Fray Fernando Alvarado Flores recuerda que el Padre Marcelo había compartido que el nacimiento de sus luchas por los derechos humanos tenía motivo en la masacre de Acteal a raíz de una incursión paramilitar en esa localidad, municipio de Chenalhó, en la región de Los Altos de Chiapas.

“El asesinato del Padre Marcelo ha corrido como pólvora y las autoridades hablan y dicen que hay soluciones y respuestas, esto es mentira, tenemos que llegar a estos niveles de la muerte de nuestros misioneros, de las mujeres. Hay rabia, hay impotencia por este tipo de situaciones y nos van a venir a decir que hay justicia, pero es de dientes para afuera, no puede haber una justicia autentica cuando seguimos experimentando tantos desastres, tantos desalojados por lo que luchó el padre Marcelo, las mafias, el narcotráfico, está tremendo, al detener a una persona por el asesinato eso no es suficiente”.

Reiteró que el Padre Marcelo tenía muchos enemigos, desde políticos hasta el narcotráfico, pero todos estos coludidos en la corrupción por lo que se debe exigir justicia, “el pueblo reclama y exige una autentica justicia, deberían salir todos aquellos que tienen nexos con situación de maldad, deben ser cambiados y deben buscar el bien del pueblo con esa misma autonomía”.

“El padre Marcelo nos decía, cuidado con los partidos, son partidos, divididos y nos han dividido y tenemos que buscar la unidad en el pueblo. Recuerdo tantas ocasiones que caminamos con sus banderas y estandartes con sus signos y decir que queremos justicia, la situación del padre tenía años que lo tenían maquinando. Estaba amenazado y decía vamos a seguir adelante y lo sacaron de la carretera una vez, una ocasión lo mandaron a golpear en la comunidad, y se arrepintió el que lo iba hacer, y cuando se le pregunto cuanto le dieron respondió que dos cervezas le habían ofrecido, ahora son cuestiones monetarias, estaba en juego su cabeza, un gran sacerdote”.

Dijo que el Padre Marcelo tomaba en cuenta la participación de las mujeres, pues buscaba darle su dignidad a la mujer indígena que es quien defiende su cultura, “algo que quieren arrebatarnos y que quieren quitarnos, algo que no consideran con ningún valor, la cultura de los pueblos ancestrales, quieren acabar con la cultura, y los pueblos han salido adelante entre ellas las mujeres con tanta grandeza, que salen adelante y son unas guerreras, ha muchas voces y corazones, y gentes de lucha por el bien y la verdad, no hablamos de las cuestiones violentas, hay voces de conciencia, y es el resultado del arduo”.

Finalmente terminó señalando que el Padre Marcelo, “es nuestro sacerdote y apóstol, mártir, es una vida sembrada en tierra fértil y resucitará en el pueblo”.

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